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He escaneado todos los alimentos de mi nevera con la app Yuka y esto es lo que ha pasado.

Probamos la aplicación de la que todo el mundo habla (y la más descargada) para evaluar la calidad de los productos alimentarios que consumimos a diario.

Cuando descubrí que existía una app que escanea el código de barras de los productos alimentarios para puntuarlos en función de su lista de ingredientes, atisbé nuevo objeto de obsesión en mi vida. De hecho, la persona que me descubrió la existencia de Yuka –una de las apps más descargadas en las últimas semanas–, también sabía que me estaba enseñando algo que me iba a enganchar. Teniendo en cuenta que lo que más me gusta de seguir en Instagram a Carlos Ríos -A.K.A @realfooding–; @futurlife21 o Beatriz Larrea (@blarrea) son sus stories en el supermercado analizando muchos de los productos alimentarios que compramos a diario, creía que descargar esta aplicación era casi como tener a uno de estos expertos para mi solita analizando mi nevera y mi carro de la compra.

No esperé ni a leer el mail de bienvenida que firman los creadores de Yuka, tres jóvenes franceses que afirman en este correo que Yuka es “una aplicación 100% independiente que te ayudará a elegir los mejores productos para tu salud”. Me hice un usuario y empecé a escanear un refresco light que tenía en ese momento en la redacción y una barrita de chocolate negro con un 72% de cacao que yo creía sana. Malas noticias: el refresco era puntuado como mediocre –vale, eso me lo esperaba–, pero el chocolate también. Oh, oh. Visto esto, necesitaba más que nunca llegar a casa y empezar a escanear todos los alimentos de mi nevera. Todos, todos, todos.


Empecé con los más sanos –kéfir, unas castañas peladas y unos anacardos envasados naturales– y alcancé la puntuación más alta: excelente (Yuka puntúa, tanto los alimentos como los cosméticos y productos de higiene personal, con cuatro calificaciones bastante explícitas: malo, mediocre, bueno y excelente. Y acompaña ‘la nota’ con una ficha detallada en la que analiza, en el caso de los alimentos, la cantidad de aditivos, sal, grasas saturadas, fibras, proteínas, frutas y verduras que contiene el producto en cuestión). Seguí con los alimentos que me presentaban ciertas dudas como la leche de vaca semidesnatada y el arroz –no salieron mal parados– y entré en un bucle de pequeña locura escaneado sin parar todo lo que tenía en mi cocina (menos mal que la técnica de escaneo de esta app está muy perfeccionada y tienes la puntuación al momento). ¿Los encurtidos? Algunos buenos y otros –los que presentaban mayor contenido de aditivos y sal–, eran puntuados como mediocres e incluso malos. ¿Las legumbres? Todas excelentes. ¿El cacao en polvo que prometía estar desgrasado? Bueno (uff, menos mal). ¿El embutido envasado? Malo. ¿La sopa de miso que yo creía súper sana? Dependía de la marca, una salió bien parada con un excelente y otra fue calificada como mediocre por su elevado contenido en sal. Con el pan blanco de sándwich me llevé una sorpresa porque superaba la nota de mediocre y se hacía con un bueno (y yo toda la vida pensando que no era sano. ¿Tendría Yuka razón o algo estaba fallando en su base de datos? Sea como fuere, yo ya no podía parar. Y más cuando descubrí que cuando la calificación no es buena, la propia aplicación te sugiere alternativas más saludables. Seguí por los cajones del congelador y las noticias fueron un poco más felices: la quinoa congelada, las frutas cortadas para hacer smothies y el edamame que me salva en muchas cenas improvisadas, se llevaban un excelente. Definitivamente, estaba deseando ir a hacer la compra para sacar mi móvil y poner a Yuka a funcionar antes de meter cualquier producto envasado en el carro.



¿Qué opinan los nutricionistas de Yuka?

Antes de decidir si iba a convertir a Yuka en mi biblia de salud y nutrición, quise saber la opinión de los nutricionistas al respecto. ¿Es Yuka una aplicación fiable que debemos utilizar a modo de mantra en nuestra vida o solo una referencia más a tener en cuenta a la hora de hacer la compra? Es difícil dar una respuesta cerrada y unánime a esta pregunta. Las doctoras Mar Mira y Sofía Ruiz del Cueto, de Clínica Mira + Cueto, lo explican así: “Para hablar de la seguridad a la hora de tomar una decisión basándose en la app hay que valorar cómo la app decide si un alimento o cosmético es sano. Cuando hablamos de alimentos, la app divide y se basa en 3 criterios, que son la calidad nutricional calculada por NutriScore (un sistema de puntuación del programa nacional de nutrición y salud francés, que tiene en cuenta calorías, azúcar, sal, grasas saturadas, proteínas, fibras, frutas, y legumbres); la presencia de aditivos y si el producto es ecológico o no. De manera general, nos parece bastante razonable el sistema de puntuación que han elegido. Está basado en recomendaciones de agencias de reglamentación europeas que suelen emitir datos muy fiables. Desde nuestro punto de vista sí es una gran herramienta para quitarnos las dudas a la hora de hacer la compra y también para personas sanas que desean tener una alimentación más consciente y saludable”, apuntan. Y continúan con la explicación que nos conciencia de que todo es relativo (y, por tanto, no hay que obsesionarse). “No obstante, creemos que es importante enfatizar que la app no debería ser utilizada por ciertos grupos especiales de personas que siguen dietas específicas por alguna necesidad metabólica especial, o por la presencia de alguna enfermedad, etc. Nos parece una buena herramienta para consultas en general, pero que no tiene en consideración características individuales de cada usuario, así que personas que necesitan de una valoración individualizada porque buscan un objetivo concreto (como puede ser la pérdida de peso o una dieta para mejorar la resistencia y tonificación en un deporte) o que tienen algún síntoma o enfermedad (como enfermedad celiaca, síndrome de intestino irritable, diabetes melitus) deben siempre buscar orientación nutricional específica e individual”.


La nutricionista Laura Parada, de Slow Life House, es más rotunda respecto a la fiabilidad de Yuka. “Esta app evalúa la información sobre los productos comprados y el impacto que tienen en la nuestra salud. Pero los criterios de evaluación son poco fiables, pueden llevar a confundir al consumidor y fomentar el consumo de alimentos ultraprocesados. Realiza una evaluación cerrada bajo criterios que pueden ser poco fiables y no muestra el listado de ingredientes para una evaluación más precisa”. Y valora también el apartado de alternativas –supuestamente más sanas– que ofrece Yuka cuando la puntuación no es buena. “Teniendo en cuenta otros aspectos nutricionales, las alternativas que ofrece son también seleccionadas por NutriScore y siguen siendo alimentos procesados. No genera educación alimentarias y no da opciones de alimentos naturales o recetas que se puedan elaborar en casa”, explica la experta.


Sabiendo esto, me parece que lo más razonable a partir de ahora será usar Yuka solo como un referente más que pueda orientar mi compra, pero valorándola dentro de un conjunto de decisiones a tomar cuando eliges los alimentos que van a componer tu dieta. Al fin y al cabo, tal y como dice la psiconutriconista Itziar Digón, este tipo de aplicaciones pueden ayudar a fomentar nuestra curiosidad para conocer las propiedades nutricionales de los alimentos que vamos a comprar”. Pero por favor, sin obsesionarse.

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